viernes, 13 de enero de 2012

Vacaciones de verano

A ella no le gustaba viajar.
La puerta empezó a girar en el mismo momento que puso el pie sobre la alfombra.
La fría luz blanca y el aire endurecido por acondicionador contrastaban con el dorado y caluroso día del exterior.
Detrás de un largo mostrador de mármol, un recepcionista la recibió con una amplia y estudiada sonrisa.
Era una suerte que no le gustara viajar.
La habitación con grandes ventanales y vistas al mar parecía la foto del catálogo de una agencia de viajes.
Cada vez estaba más convencida de lo poco que le gustaba viajar.
Cuando abrió la puerta del baño y junto a la ducha de chorros multifunciones apareció el jacuzzi, no lo dudó.
Cruzo la calle, subió a su piso, metió cuatro cosas en el bolso y se fue a pasar las vacaciones al hotel.
Decididamente, no le gustaba viajar.

Manuela González Arias
Publicado en la Revista Prímula (diciembre 2011)

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