viernes, 13 de enero de 2012

Humillada


Vendaré estos dos ojos humillados
para que mi corazón no recuerde.
Empujaré estas piernas tan dudosas
al refugio que a mi pulso adormece,
allí el cuerpo aterido se acomoda
entre pilas de derrotas candentes.
Entonces, sueño que corro entre nubes
ciñendo valles que rebosan verdes.
Entra el sosiego y aliñando olvidos
a tu mundo canalla me devuelve
y aunque me dolerá mirar tus manos
sombrías, de las culpas que sostienen,
adiestrada en la sinrazón te pido
un poco de calor intermitente.

Paloma Muro de Zaro Otal
Publicado en la Revista Prímula (diciembre 2011)

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